martes, 12 de julio de 2011

La exégesis y hermenéutica feminista. Por Mariana Alladio

Lo que se presenta en este texto son apuntes, que ha elaborado la Profesora en Teología MARIANA ALLADIO (docente de Parresía) para quienes forman parte de la Escuela de Biblia Parresía. Sirvieron de base a la charla realizada como parte de la preparación a quienes participarán del encuentro intensivo de Febrero 2009, sobre LA EXÉGESIS Y HERMENEÚTICA FEMINISTA con la Hna. Mercedaria Mercedes Navarro Puerto (Doctora en Biblia, en Psicología y en Teología).
El contenido que aquí se presenta –la PRIMERA PARTE del trabajo– se basa fundamentalmente en dos obras:
- SCHÜSSLER FIORENZA, Elisabeth, Los caminos de la Sabiduría, Una introducción a la interpretación feminista de la Biblia, Sal Terrae, Santander, 2004.
- GARCÍA BACHMANN, Mercedes, El impacto del análisis de género en la exégesis bíblica, en: El lugar teológico de las mujeres, Proyecto, Año XIII, Número 39, Mayo-agosto 2001, 43-57. 


I. CONTEXTO
1. NO EXISTE “LA MUJER”: Se suele hablar de “la mujer” como si las mujeres pudiésemos ser incluidas todas en una misma categorización, pero esto no refleja la realidad. No existe una sola clase de mujer, como no existe “el varón”.
Elizabeth S. Fiorenza ha creado una expresión mujer*s: Escribiendo mujer con * quiere llamar la atención sobre el hecho de que las  mujeres no somos un grupo homogéneo no compartimos ninguna naturaleza o esencia femenina común. Ser mujer significa cosas muy diferentes en Europa, África, Asia. También según sea negra o blanca, joven o vieja, dueña de la casa o esclava, etc.
De ahí que sea importante preguntarse en qué mujeres pensamos cuando hablamos de la perspectiva de las mujeres.
Este tomar conciencia de la diversidad ofrece una respuesta al argumento que muchas veces se esgrime acerca de que la discriminación de las mujeres es un invento del feminismo que las pone como víctimas. Y sí, si eres mujer blanca, pudiente, europea.

 

2. NI EXISTE “EL FEMINISMO”: Del mismo modo no hay un feminismo, sino cantidad de personas, mayormente mujeres que buscamos en términos generales igualdad entre varones y mujeres y que, en el campo bíblico implica realizar una lectura de acuerdo con los paradigmas establecidos por esta ciencia, junto a varones, no interpretadas por ellos.
Personas que según procesos ideológicos, personales y los espacios en los que interactúan, van tomando diversas herramientas de análisis y las aplican a la investigación.
Aunque existen varios y, desde el punto de vista teórico, diferentes planteamientos de los estudios bíblicos feministas, la mayoría de sus representantes suscribiría los tres primeros puntos de la siguiente lista:
·         La Biblia está escrita en un lenguaje andro-kyriocéntrico y responde a intereses patriarcales o, mejor, kyriarcales.

 
·         La Biblia se compuso en sociedades, culturas y religiones patriarcales o kyriarcales

 
·         Hoy, sigue siendo proclamada en y enseñada en sociedades y religiones patriarcales y kyriarcales.

 
·         En el proceso de interpretación crítico-feminista y gracias a él, la Biblia puede servir como visión espiritual y como recurso en las luchas por la emancipación y la liberación. Este último punto no sería suscrito por todos ya que hay corrientes teológicas feministas que directamente han dejado el cristianismo y sus fuentes por considerarlos irremediablemente opresivos y androcéntricos. 
En este sentido para esta charla con ustedes he tomado básicamente los aportes de una de las pioneras en la hermenéutica (interpretación) feminista: Elisabeth Schüssler Fiorenza y en el punto de la relación MHC-exégesis feministas el trabajo de Mercedes García Bacgmann (matizaría algunos conceptos de SF)
 

3. PRESTAR ATENCIÓN NO SÓLO AL LENGUAJE Y A LOS MODELOS PEDAGÓGICOS HABITUALES EN LOS ESTUDIOS BÍBLICOS, SINO TAMBIÉN A LA MANERA EN QUE LEEMOS Y ENTENDEMOS:
Estamos afectados por los patrones culturales de interpretación – paradigmas – que nos han sido enseñados y que hemos internalizado:
Paradigma: expresa un ethos común y da origen a una comunidad de lectores, oyentes y observadores apoyada en instituciones y sistemas de conocimientos mutuos.

Schüssler Fiorenza distingue 4 paradigmas de interpretación bíblica:

1.) Paradigma revelatorio-doctrinal: Concibe los textos bíblicos como Sagrada Escritura y palabra revelada por Dios.
En este paradigma, la Biblia desempeña una función reveladora: a través de ella, Dios se dirige a nosotras con el propósito de despertar en nuestros corazones el amor a Él y al prójimo. A la interpretación bíblica le corresponde la tarea de decodificar el significado que pretenden transmitir los textos.
Con la Reforma y al introducirse el dogma de la “inspiración verbal” y el principio de inerrancia bíblica, se insistió en que la Biblia y la Palabra de Dios son una sola cosa. La interpretación se convirtió en un conjunto de reglas que permitían leer los textos de tal manera que corroboraran las correspondientes precomprensiones dogmáticas.
Por su parte, el fundamentalismo literalista insiste en que los valores morales y la verdad que proclama el mensaje bíblico son universales ignorando los diferentes modelos de interpretación que se han dado a lo largo de los siglos y los intereses que subyacen a los textos bíblicos como a sus interpretaciones.

2) Paradigma científico-positivista:
Paradigma que da prioridad a las pruebas, los datos y la indagación empírica.
Se basa en la abstracción en aras del rigor, la evidencia y la precisión, y aspira a establecer un único sentido verdadero del texto con el fin de reclamar para su interpretación una aceptación (validez) universal.
Aunque, con vistas a controlar el significado verdadero, legítimo y científicamente establecido de los textos, exige objetividad, indiferencia y neutralidad valorativa, no cabe duda que sea “eurocéntrico”.
Durante el último cuarto del siglo XX, los estudios bíblicos intentaron probar que en cuanto disciplina académica, eran una ciencia objetiva en pie de igualdad con las ciencias puras. Pretendía, mediante la aplicación de métodos críticos a las fuentes, establecer “hechos” y “datos” con objetividad, al margen de consideraciones filosóficas o intereses políticos.
 

3) Paradigma hermenéutico-cultural:
Acentúa la índole retórica del conocimiento bíblico y reconoce el poder simbólico y multidimensional de los textos bíblicos.
No le interesa tanto sentar dogmas o establecer “hechos” cuanto comprender textos  No entiende las fuentes históricas como datos y pruebas sino como discursos que, elaborados desde una perspectiva concreta, abren un abanico de universos simbólicos.
Las interpretaciones no son verdaderas o falsas. Más bien representan diferentes maneras de leer y construir el significado histórico y religioso
 

4) Paradigma retórico-emancipador
Retórico: Consciente de que los textos tienen como objetivo persuadir y argumentar; son interpelaciones y debates.
Emancipador: no se trata de llegar a una cada vez más certera explicación del texto sino concebir la interpretación bíblica como una herramienta que ayuda:
·         A tomar conciencia de las estructuras de dominación.

 
·         A elaborar las visiones de democracia radical inscriptas tanto en nuestra experiencia contemporánea, como la que nos transmiten los textos.

 
·         Podemos decir entonces que desde este paradigma se persigue una comprensión más profunda no sólo de la Biblia sino del yo y del mundo, con vistas a propiciar la participación en las luchas por la supervivencia y la justicia. 
Invita a entender la Biblia como un discurso retórico-perspectivista que construye mundos teológicos y universos simbólicos en situaciones histórico-políticas concretas.
Trabajar dentro de este paradigma nos enseña a investigar de qué manera es usada la Biblia para inculcar esquemas mentales y actitudes de sumisión y dependencia apelando a la “obediencia” a la voluntad de Dios, lo cual nos predispone a aceptar e interiorizar no sólo violencia, sino toda clase de prejuicios
 

4. BARRERAS EN LOS CAMINOS DE LA SABIDURÍA
Estos Obstáculos suelen ser presupuestos inconfesados y prejuicios inconscientes 
a) Feminismo: Puesto que esta noción (así como el correspondiente adjetivo: feminista) es altamente controvertida, tanto en la opinión pública como en el ámbito académico, mucha gente la rehúye.
Para mucha gente, “feminismo” es todavía una palabra “indecente”, asociada con prejuicios ideológicos y poco menos que herética
En los EEUU, las encuestas muestran que el 70% de las mujeres rehúsan calificarse de feministas, porque, para ellas, esta etiqueta estigmatiza a la persona a la que se aplica como fanática, llena de prejuicios, misándrica y loca.  
Schüssler Fiorenza nos da una definición política y teológica:
Política: “Feminismo es la idea radical de que las mujeres son personas”.
Las mujeres no son “damas”, esposas, criadas, seductoras o bestias de carga; no, las mujeres de todas las razas, religiones y países son, sin excepción alguna ciudadanas plenamente autónomas que reclaman igualdad en lo que respeta a los derechos, la dignidad y el poder (democrático).
De acuerdo a esta definición política de “feminismo”, puede haber varones que opten por el feminismo, como también mujeres antifeministas.
Teológica: Desde el punto de vista teológico, el feminismo concibe a las mujeres como pueblo de Dios y condena el poder opresor como pecado estructural. De allí que las teologías y los estudios religiosos feministas tengan como objetivo no sólo transformar de raíz la naturaleza del conocimiento masculino-mayoritario sobre Dios, el yo y el mundo, sino también renovar la religión institucionalizada que excluye a la mujer de los puestos de responsabilidad. 
Entonces: La mejor manera de comprender el feminismo es viéndolo como una perspectiva teórica y un movimiento histórico que aspiran a cambiar las estructuras socioculturales y comunitario-religiosas de dominación y explotación.
Es el término que mejor explica los esfuerzos de mujeres (y de algunos hombres) por desarticular todo sistema que discrimina sobre la base del género
b) Pensar que el lenguaje no es significativo.
En una lengua tan androcéntrica y dominada en su gramática por el género masculino como el castellano; “hombres”, “ellos” y “él” son términos genéricos que designan a los seres humanos en su conjunto y que, por tanto, supuestamente incluyen a las mujeres.
Las mujeres se dan cuenta desde muy jóvenes de que ellas, en vez de ser interpeladas directamente, son subsumidas en los términos masculinos. De este modo la lectura de la Biblia lleva a la “masculinización” de las mujeres, esto es, les hace interiorizar la visión del mundo masculina e identificarse con los varones. ¿Los varones se sienten aludidos si les decimos “hermanas”?.

c) Lectura fundamentalista de la Biblia. Tener a la Biblia como un fetiche, como un objeto al que se supone poder mágico. 
Mantener una concepción de la revelación como “palabra dictada por Dios” , más que como una respuesta retórica – inspirada – de los autores bíblicos a los problemas específicos que surgen en determinadas situaciones, nos llevará a ver la crítica bíblica en general y la crítica feminista en particular como peligrosas y rayanas en el sacrilegio

d) La suposición de que los textos de la Biblia tienen un sentido único y definido y que puede ser determinado con sólo usar los métodos adecuados. Esta concepción literalista y positivista amén de ingenua, está pasada de moda. La Biblia no sólo no es un texto unitario sino que está lleno de contradicciones; otras veces hay varias versiones de un mismo relato.
Existen diversos métodos válidos de exégesis e interpretación de los textos bíblicos que conducen a significados diferentes y a menudo contradictorios.
En si misma la hermenéutica no es tanto un método y una técnica disciplinadamente científicos cuanto una perspectiva y un enfoque epistemológicos.
La hermenéutica feminista estudia críticamente los mitos, textos, tradiciones y prácticas religiosas masculino-mayoritarias intentando poner de relieve hasta qué punto marginan, hacen invisibles o distorsionan la experiencia, la tradición, el lenguaje, el conocimiento con el fin de eliminar de la conciencia y de los documentos culturales y religiosos todo rastro de las mujeres.
El contenido que aquí se presenta – la SEGUNDA PARTE y fin del trabajo– se basa fundamentalmente en dos obras:

SCHÜSSLER FIORENZA, Elisabeth, Los caminos de la Sabiduría, Una introducción a la interpretación feminista de la Biblia, Sal Terrae, Santander, 2004.

 
GARCÍA BACHMANN, Mercedes, El impacto del análisis de género en la exégesis bíblica, en: El lugar teológico de las mujeres, Proyecto, Año XIII, Número 39, Mayo-agosto 2001, 43-57


II. MÉTODOS FEMINISTAS DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA

- La exégesis feminista es variada y multiforme. NO ES UN MÉTODO PARTICULAR DE EXÉGESIS, sino una PERSPECTIVA CRÍTICA que atraviesa transversalmente todos los métodos e interpretaciones vigentes en las ciencias bíblicas.

- Los Métodos Históricos Críticos, la narrativa, los métodos sociológicos, la antropología cultural: son utilizados en perspectiva feminista

- Hablando particularmente de los Métodos Histórico Críticos, las biblistas feministas los aplican a su estudio, pero también les aplican la crítica de género. Y ahí descubrimos que no son tan universalmente válidos como se los proclamaba, sino que son tan universalísticos o particulares, tan androcéntricos o feministas como sus usuarios/as lo sean (desde dónde se sitúa el exegeta). Se llega a estos métodos desde lo que se entienda o se valore por “historia”, por “científico”, por “válido o importante”.

Ejemplo:
Mónika Fander ha comparado las traducciones de distintas Biblias y la propuesta por Helen Schüngel-Straumann, todas desde el original hebreo de Oseas.  Partiendo de la suposición de que ambas son correctas y posibles, se notan diferencias:

En este poema Dios habla de Israel como un desprotegido, al cual llamó para hacerlo hijo (v.1), y aunque Dios da muestras repetidas de ese amor con que amó a Israel desde antes que fuera pueblo, Israel cada vez se alejaba más en pos de Baales que no lo alimentaban ni cuidaban.
Las diferencias fundamentales radican en los términos elegidos para referirse a esos cuidados de Dios. La traducción de Helen permanece en el campo semántico de la relación madre-hijo:

Tomarlo por los brazos
Tenerlo en brazos (v.3)

Darle de comer
Amamantarlo (v.4)

Mi corazón está en mí trastornado, y a la vez se estremecen mis entrañas
Sentir el dolor en el útero mismo (de Dios) de pensar siquiera en abandonarlo (v.8)

(v.9) No daré curso al ardor de mi cólera,
No volveré a destruir a Efraín,
Porque soy Dios, no hombre; (¿varón? ¿Ser humano?)
En medio de ti soy el Santo, (¿santo? Como Adj.; ¿El Santo?)
Y no vendré con ira.

La traducción feminista (varón), manteniéndose en el campo semántico madre-hijo para la relación Dios-Israel, permite un contraste mucho más fuerte entre dos formas de actuar frente al hijo desobediente: la destrucción (la guerra, la opresión de Egipto y Asiria (v.5)) o la compasión de madre.

Su elección del término no es casual: está determinada por el original y por la sospecha de género. Este es un caso en donde el lenguaje inclusivo “ser humano” diluye, en lugar de resaltar, el sentido del original: algo que se pone de relevancia desde la hermenéutica de la sospecha desde el género


Génesis 35,18

Raquel le pone el nombre Benoní: formado por tres elementos:
a) sustantivo constructo ben: “hijo de”
b) sustantivo “on”
c) sufijo pronominal “mi”.

El elemento b), el sustantivo con el cual se forma el nombre dado por Raquel tiene dos significados posibles: “pena, dolor” y “fuerza, vigor”.

Este término aparece en otros casos, incluidos el de la descendencia:
Gn 49,3: “mi vigor”
Sal 78,51
Is.40,26.29: “vigor”
Job 18,7: “vigorosos”

Vemos que, en todos ellos, salvo en el parto de Raquel, se traduce el término por “fuerza”

Solo hay dos casos y no tienen que ver con la descendencia en donde  se traduce por “dolor”: Dt 26,14 y Os 9,4.

La afirmación corriente entre biblistas y comentarios es que en este solo caso la interpretación correcta es la de “dolor”.¿No tendrá que ver con las presunciones de quienes leen el texto y no con el texto en sí, dado que en el mismo no se da ninguna indicación de que Raquel estuviera pensando en su pena o duelo?.

Podemos preguntarnos si se asocia a Raquel con el duelo porque está a punto de morir o porque no se puede imaginar a una parturiente identificándose a sí misma con la fuerza o vigor, a pesar de la fuerza o vigor que necesitó para haber dado a luz

Métodos correctivos de interpretación:

Presta atención ha cómo es traducido el lenguaje «genérico» y estudia la dependencia de la traducción respecto de los marcos intelectuales de referencia y de la ubicación socio-política del traductor e intérprete. Por lo general, el lenguaje gramaticalmente masculino sub sume a las mujer*s bajo términos genéricos como hombre, fraternidad, etcétera, y sólo las menciona explícitamente en casos especiales, como excepción a la regla o como problema.
Mientras que se da por supuesto que el lenguaje gramaticalmente masculino incluye tanto a los varones como a las mujer*s, con el lenguaje y las imágenes referidos a mujer*s no ocurre otro tanto, porque el género común presenta una asimetría sexual. Por ejemplo, aunque la mayor parte del personal docente de educación primaria fueran mujer*s, si quisiéramos referimos de manera generalizada a los maestros, no diríamos «la maestra y su clase», sino «el maestro y su clase».
Ejemplo: la palabra con que se designa al Espíritu Santo
En hebreo es gramaticalmente femenina,
En griego neutra y
En latín masculina.
Sin embargo, no parece que entre los cristianos haya muchas dudas acerca de la masculinidad del Espíritu, puesto que casi todas las traducciones vierten la expresión griega to pneuma en masculino.
La atribución de género masculino al Espíritu Santo no se debe, pues, al texto bíblico original hebreo o griego. Este ejemplo muestra cómo el lenguaje gramaticalmente femenino o neutro es masculinizado y, luego, naturalizado y convertido en elemento del «sentido común».

La crítica textual feminista demuestra que no sólo en las traducciones y ediciones ulteriores, sino también en la selección y redacción de los materiales tradicionales por parte de los propios autores bíblicos, incluida la selectiva canonización de los documentos cristianos primitivos, se pueden percibir tendencias kyriocéntricas que marginan a las mujer*s.

Otro de los   pasos del método correctivo se centra especialmente en ampliar la  cultura bíblica en general, así como los conocimientos acerca de las mujer*s que aparecen en la Biblia.

Además de afanarse por recuperar olvidadas tradiciones sobre mujer*s, los métodos correctivo s de interpretación remueven y apartan los siglos de interpretaciones kyriocéntricas que han encubierto el significado originario y supuestamente verdadero de los textos bíblicos.  Exegetas feministas han demostrado, por ejemplo, que los comentarios bíblicos, en general, o pasan por alto la presencia de mujer*s en los textos, o distorsionan el significado originario de los personajes femeninos que aparecen en los relatos de la Escritura.

En respuesta a quienes citan la Biblia para respaldar el orden socio-simbólico kyriarcal, la interpretación feminista revisionista asegura que los textos bíblicos no son misóginos en sí mismos. Han sido más bien las interpretaciones y los comentarios bíblicos los que han proyectado sus prejuicios culturales kyriarcales sobre los textos, y estos prejuicios han sido usados a su vez contra las mujer*s. En consecuencia, la Biblia, correctamente entendida, favorece en realidad la liberación de las mujer*s.


Métodos históricos-reconstructivos

Al principio, las investigaciones de carácter histórico sobre las mujer*s en  la Biblia o sobre las mujer*s judías, griegas o romanas buscaban en los textos y vestigios arqueológicos datos sobre la situación de la mujer en el mundo bíblico. La aproximación «científico»-positivista ve en sus fuentes datos exhaustivos y fiables sobre la situación de las mujer*s en el mundo bíblico.
Sin embargo, este método no hace sino re-inscribir la marginación histórica de las mujer*s. De la escasez de testimonios textuales y arqueológicos sobre la actuación de las mujer*s en la historia, los ensayos históricos, tanto académicos como de divulgación, tienden a sacar la conclusión de que las mujer*s no desempeñaron ningún papel significativo en la historia antigua.
En consecuencia, deben ser utilizadas junto con una hermenéutica de la sospecha e insertadas en un modelo feminista de análisis y reconstrucción.

El método feminista de reconstrucción histórica concibe la historia de las mujer*s no sólo como historia de la opresión de las mujer*s por los varones, sino como relato de la contribución de las mujer*s a la historia y de sus luchas contra la subordinación y la opresión kyriarcales.
Conscientes de la ausencia de mujer*s en los textos kyriocéntricos, así como de la marginación que en ellos experimentan, algunas historiadoras feministas han intentando abordar el problema de cómo reintroducir a las mujer*s en la historia y de cómo plasmar el recuerdo de su experiencia y su contribución a la misma.
Aunque la interpretación feminista que se centra en la historia bíblica guarda, a primera vista, escasa relación con la imaginación histórica, el cambio que ha experimentado la comprensión teórica de la historiografía ha puesto de manifiesto que no es posible escribir historia sin una cierta aptitud para la reconstrucción imaginativa. Convencidas del poder de las imágenes, hoy las artistas e historiadoras feministas se esfuerzan por alumbrar nuevas interpretaciones de los textos bíblicos sobre mujer*s, imaginándolos de forma diferente de la hasta ahora habitual.
Una manera de conseguirlo es re-imaginando esos textos en sus contextos socio-históricos.

Métodos interpretativos imaginativos

Para contrarrestar las tendencias marginadoras y obliteradoras del texto kyriocéntrico, las feministas cuentan de nuevo, en clave diferente e introduciendo una diferencia, aquellos relatos bíblicos en los que las mujer*s son silenciadas o se hallan por completo ausentes.
Uno de los primeros métodos desarrollados en la interpretación feminista de la Biblia fue el método de la identificación personal con los personajes femeninos de los relatos bíblicos, a los que se intenta revivir. Este método no sólo se centra en los personajes femeninos de los relatos bíblicos, si no que imagina la participación de mujer*s en los llamados relatos "genéricos”, es decir, en aquellos relatos que no las mencionan explícitamente, pero permiten conjeturar su presencia.

No sólo los hijos, sino también las hijas de Israel se congregaron en el Sinaí y tomaron parte en la alianza, o que el público que escuchaba a Jesús no estaba  formado sólo por varones, sino también por mujer*s.

 
Una forma de narrar una historia de manera diferente es preguntarse ¿qué habría pasado si...?:¡. Qué habría pasado si María la profetisa se hubiera convertido en la fundadora y líder de Israel? ¿ Qué habría pasado si tuviéramos tantas cartas de María de Magdala como de Pablo?

Las feministas judías han redescubierto las antiguas formas de midrás, que es uno de los métodos clásicos de interpretación de textos bíblicos. El midrás es, pues, una forma específica de interpretación imaginativa de la Biblia.

El presupuesto teológico básico que subyace a la práctica del midrás es la idea de que la Biblia no es el cuadro, sino más bien la paleta de colores que el artista utiliza para pintarlo. La Escritura brinda el lenguaje, las metáforas, los relatos, las promesas y las profecías que hemos de emplear para reflexionar sobre la nueva realidad que hemos sido invitados a vivir. Las feministas estudian el texto bíblico y, a partir de él, escriben relatos modernos que integran en la tradición judía sus propias experiencias y su conciencia de la realidad.

Observación: El método de identificación imaginativa con las mujer*s bíblicas tiene también importantes limitaciones. Sólo resulta efectivo para la liberación si no pasa por alto el hecho de que los personajes femeninos son construcciones de textos y autores kyriarcales.

Si, en vez de ir acompañada de una hermenéutica de la sospecha, se dedica a embellecer los personajes femeninos de los textos kyriocéntricos, la reinterpretación imaginativa de la Biblia invita a las lec­toras a identificarse positivamente con los modelos de roles femeninos que construyen los textos kyriocéntricos.

Métodos de concienciación

Las feministas han diseñado diversos métodos de análisis que ayudan a tomar conciencia crítica del poder ideológico de los textos andro-kyriocéntricos.
Las narraciones bíblicas no son meras descripciones de acontecimientos; al contrario, instan a sus lectores a ocupar la posición subjetiva que les ofrece el texto y a adoptar determinados valores y perspectivas.

Tanto los silencios, las contradicciones, los argumentos, las prescripciones y las proyecciones de los textos bíblicos como los discursos de la Biblia sobre género, raza, clase y cultura han de ser descifrados para hacer patente la carga ideológica de la que son portadores. De ahí que la concienciación feminista busque desplazar la atención del texto kyriocéntrico a las mujer*s en cuanto sujetos lectores.

La crítica feminista de la respuesta del lector es una práctica que nos hace conscientes del complejo proceso de lectura y nos capacita para aprender a leer de manera diferente. Mostrando, por una parte, cómo el discurso kyriarcal construye al propio lector y, por otra, cómo el género, la raza y la clase influyen en nuestra forma de leer, este enfoque subraya la importancia de la ubicación textual y socio-cultural del lector.
Desde dónde leemos?
¿Qué produce en nosotros lo que leemos?. Ej.: Los personajes femeninos son introducidos para resaltar la autoridad y el poder del protagonista masculino. Si yo les pido a las mujeres que se “identifiquen” con ese personaje femenino estoy reforzando

 

Los métodos feministas de concienciación buscan, por tanto, fomentar métodos de resistencia que desarrollen visiones alternativas para deconstruir, demoler y rechazar la política kyriarcal del texto canónico:

Descentrar los textos kyriocéntricos:
Poner a las mujeres en el centro del relato
Invertir los roles inscriptos en los textos cuyos protagonistas son varones (p.e) los Doce, leyéndolos como si se trataran de mujeres
Aquí no es suficiente con desplazar del centro a los varones prominentes. También es menester hacer lo propio con las mujer*s de posición elevada y dirigir nuestra atención a quienes se encuentran bajos sus órdenes o dependen de ellas. Por ejemplo, fijar la atención en Hagar en vez de en Sara revela los prejuicios y las relaciones de poder que existen entre las propias mujer*s. También muestra cómo el texto no sólo sanciona el sistema kyriarcal de valores, sino la atribución de ciudadanía y status de segunda clase a las mujer*s en las sociedades patriarcales.

Antes que describir cómo se desarrolla el proceso, me gustaría citar extensamente a Evelyn Rothchild-Laeuchli, una psicoterapeuta que cuenta los efectos que tal representación tuvo en una persona que participó en esta dinámica:

«Amy estaba sentada en una silla: su cuerpo helado, su mano apre­tando una bola arrugada de pañuelos de papel y su cara una máscara inmutable. El único signo de la tormenta que se había desatado en su interior eran las lágrimas que resbalaban por sus mejillas. Por la cabeza le estaban pasando numerosas imágenes: las flores en el entierro de su madre, su padre lanzando una silla en un arranque de ira y la cara de su madre vuelta, la mirada extraviada, incapaz de ver nada... La palabra "incesto" bailaba en su cabeza para no adherirse ni a los retazos de recuerdos, ni a las sensaciones de su cuerpo. Sabía que, si hubiera podido moverse, habría gritado o vomitado. Por fin, dijo: "¡Aunque me muera, tengo que saberlo!". Amy formaba parte de un pequeño grupo que, en un hospital psiquiátrico, acababa de representar el relato de Lot. A Arny le había tocado ser la mujer de Lot, una mujer* sin nombre. Su marido Lot, hostigado por los airados y lujuriosos varones de Sodoma, propone que, en vez de los dos ángeles a los que ha recibido como huéspedes, sean violadas sus dos jóvenes hijas. Luego huye de la ira de Dios... Pero "la mujer de Lot miró atrás y se convirtió en estatua de sal" (Gen 19,26). Más tarde... Lot mantuvo relaciones con sus dos hijas... A Amy se le había abierto una puerta a sus recuerdos y a su conciencia... Por fin estaba confrontándose con una infancia llena de violencia y abusos -la ciudad de Sodoma en llamas. Durante el comentario de la representación, alguien dijo: "Es una historia horrible. ¿Por qué la ha puesto Dios en la Biblia?". Amy respondió con toda naturalidad: "Es la historia de mi vida. De alguna forma, saber que está en la Biblia me hace sentir mejor". A veces, una estatua de sal es algo muy valioso -sal de la tierra y sal de nuestras lágrimas-, un ejemplo que alimenta el espíritu de la comunidad. El valor de Amy para mirar atrás nos sanó y nos infundió esperanza»2.

Es necesario señalar que la preocupación primera de estos métodos y enfoques feministas de interpretación bíblica no radica en satisfacer los criterios del mundo académico o de la Iglesia. Su compromiso lo tienen asumido, más bien, con los movimientos liberacionistas de mujer*s que luchan por la justicia y el bienestar.

fuente: www.edebparresia.org

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